La función de las cortinas es dejar pasar la luz o tamizar los rayos que llegan a través de las ventanas puede solventarse con varias posibilidades, las cortinas son una de ellas. Anchas, largas, estampadas, lisas, etcétera, éstas adornan cristales de balcones, terrazas o ventanas, lo fundamental, según la temporada del año, es abrir paso a la luz o intentar tamizar su entrada a la vivienda, con el fin de lograr el ambiente adecuado y necesario para cada hora del día. Las tradicionales cortinas también han dado paso a otras posibilidades que se alejan de lo habitual sin dar lugar a ruidos, pero sí a un ambiente menos convencional, más atractivo y ligero. Todos ellos conjugan la tendencia a evitar que se vean rieles y barras metálicas por las que deslizar los textiles, lo que ofrece una sensación más leve del ambiente. Las propuestas de los diseñadores se centran en mezclar cortinas gruesas con velos de distinto grosor para provocar un efecto más desenfadado. Las ventanas se visten con tonos neutros y como una concesión se admiten ligerísimos estampados. La largura de las telas excede los límites del suelo, dejando a los pies de la ventana los centímetros excedentes. Los estores, son cortinas horizontales de tela que “desenrollan”. Estos son el complemento ideal para decorar una ventana. Abandonan su estilo más informal, dejan a un lado las grecas y dibujos, y se deslizan por el cristal transformándose en elegantes telas estiradas hasta ras de suelo. La primera propuesta tiene que ver con los cordones de nudos. Se trata de tiras de colores entrelazadas como si fueran nudos variados, de tal manera que la claridad pasa a la zona de lectura, evitando sin embargo miradas indiscretas hacia el interior.
En cuanto a la superposición de telas, la propuesta que se lanza tiene que ver con la utilización de las actuales cortinas en un balcón por el que entra la luz de lleno —ideal para mantener fuertes y vigorosas las plantas— donde se combina con telas en rojo a las que se superponen otras en blanco. De esta manera, la claridad que entra por la ventana se trasforma en halos rojizos, lo que dota a la estancia de la tranquilidad que ofrece la luz del atardecer atrapada en la pared, y sólo se trata de un efecto óptico. La pared entelada provoca el efecto cálido y acogedor, y redunda en las telas como decoración. Los contrastes, esa es la última apuesta de los interioristas, telas con tonos oscuros, tanto como la ausencia de color, el negro, pero lo suficientemente livianas como para poder dejar pasar la luz se contraponen a cortinas blancas con diseños en el mismo tono que los estores. Conseguir un ambiente aséptico donde lo que se pretende es que la ventana y su contorno no sea protagonista en la decoración se consigue con un estor en blanco. Las líneas rectas permiten dar más espacio al entorno y eliminar detalles que para algunos pueden resultar superfluos.
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